Insuficiencia de la contabilidad general (I)
Hemos visto en todas las secciones anteriores referentes a la contabilidad general, que la misma presenta como objetivos fundamentales la determinación de la situación patrimonial de la empresa (balance) y de sus resultados. En efecto, se pide ante todo que la contabilidad general nos diga cuánto dinero poseemos, tanto en caja como en bancos, a cuánto asciendo lo que nos deben, cuál es el valor de nuestros inmovilizados materiales, productos... Debe igualmente darnos a conocer las deudas ciertas y probables de la empresa. La diferencia entre los primeros de estos elementos y los segundos (pasivo) expresa el valor de la empresa.
Sin duda, el conocimiento de este resultado financiero y las informaciones suministradas por la contabilidad general, son indispensables para el control de la gestión. Pero, salvo que se trate de una empresa con una actividad muy simple, es insuficiente para asegurar una apreciación detallada y exacta del funcionamiento de las diversas actividades que han dado lugar a este resultado. Cuando la empresa es compleja, la dirección debe sobrepesar estos datos globales. Necesita conocer otros elementos que le permitan saber en cada momento que decisión ha de tomar. La principal sección que puede facilitarle estos elementos es la contable, pero tal como está concebida no puede responder de manera satisfactoria a estas necesidades.
En efecto, la cuenta de explotación se presenta en contabilidad de la siguiente manera:
El resultado de la explotación viene representado por tanto por la diferencia entre:
Conocemos pefectamente las cargas en que se ha incurrido fabricar y vender unos productos determinados, pero no sabemos que parte de las cargas corresponden a cada producto.
Por este carácter particular de la cuenta de explotación, la contabilidad general no está preparada para facilitar a la dirección aquellos elementos que le permiten conocer en cada momento cuál es la situación y las medidas a adoptar.
Sin duda, el conocimiento de este resultado financiero y las informaciones suministradas por la contabilidad general, son indispensables para el control de la gestión. Pero, salvo que se trate de una empresa con una actividad muy simple, es insuficiente para asegurar una apreciación detallada y exacta del funcionamiento de las diversas actividades que han dado lugar a este resultado. Cuando la empresa es compleja, la dirección debe sobrepesar estos datos globales. Necesita conocer otros elementos que le permitan saber en cada momento que decisión ha de tomar. La principal sección que puede facilitarle estos elementos es la contable, pero tal como está concebida no puede responder de manera satisfactoria a estas necesidades.
En efecto, la cuenta de explotación se presenta en contabilidad de la siguiente manera:
CUENTA DE EXPLOTACIÓN
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Existencia inicial
(toda clase de materiales).
Compras.
Otras cargas de
explotación
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Productos de
explotación.
Existencia final
(toda clase de materiales)
Ventas y otros
ingresos registrados o a registrar como consecuencia de la explotación
|
El resultado de la explotación viene representado por tanto por la diferencia entre:
- por un lado, el importe de los productos de explotación;
- y, por otro, el importe determinado por la suma de: compras + otras cargas de la explotación +/- variación en el valor de las existencias.
Conocemos pefectamente las cargas en que se ha incurrido fabricar y vender unos productos determinados, pero no sabemos que parte de las cargas corresponden a cada producto.
Por este carácter particular de la cuenta de explotación, la contabilidad general no está preparada para facilitar a la dirección aquellos elementos que le permiten conocer en cada momento cuál es la situación y las medidas a adoptar.
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