Introducción a la organización de la contabilidad analítica

Como ya hemos visto, la contabilidad analítica debe organizarse de manera que permita:

  • conocer los movimientos de todos los elementos materiales,
  • afectar las cargas por producto (determinación de los precios de coste),
  • determinar el resultado analítico, es decir, aquel que se hubiera obtenido si todas las condiciones previstas (standard) se hubieran cumplido, para llegar posteriormente al análisis de las desviaciones, al resultado real del ejercicio por un lado, y al examen de las causas de las desviaciones, por otro.
Para ello, es preciso la fijación de un sistema de cuentas que permita a través de su estructura, y de las relaciones que entre ellas se establezcan, reflejar y conseguir de la mejor manera posible las finalidades citadas.

Pero además hay que establecer un método destinado a lograr la agrupación o desglose de dichas cuentas de una manera tal que hagan posible, o bien un manejo de cifras globales significativas en el primer caso, o bien un análisis profundo en el segundo. Este método debe permitir de forma clara y lógica el paso de lo más amplio y complejo a lo más concreto y sencillo.

Para ello, se debe referir a los productos por un lado, las cargas, y por otro las ventas. Pero por lo que respecta a las cargas observamos que existen unas cargas (materiales) que pueden llevarse directamente a los productos y otras cargas (cargas de transformación o de distribución) que pueden llevarse a los centros de responsabilidad o grupos homogéneos, y a través de ellos (una vez conocidas las unidades que se han empleado en cada producto) , a los productos respectivos.

Para todo lo anterior, se deberá hacer un asiento de cargo a sus cuentas correspondientes (costes y precios de coste), y tratándose de las ventas un asiento de abono.

Pero como se sigue el principio de partida doble, se precisa de las cuentas respectivas de abono y cargo. Estas son las llamadas cuentas reflejas de la contabilidad analítica. Es decir, que toman el nombre de las de la contabilidad general, pero aparecen en contabilidad analítica en el lado opuesto que en aquella.

A continuación, para entender un poco mejor, veamos algunos ejemplos.

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