Costes variables y costes fijos (I)

Delimitar perfectamente los conceptos de coste no es tan fácil como a primera vista pudiera parecer, ya que hasta la misma terminología complica y dificulta la disección en estancos completamente diferenciados para todos los costes en que incurre una empresa para llevar adelante su función.

Se suele distinguir entre:

1.Costes variables,  es decir, aquellos que varían con arreglo al grado de actividad de la empresa y de los que tenemos como ejemplo claro las materias primas. Cuantos más productos se fabriquen, más materia prima se consumirá y se necesitarán más horas de trabajo, por lo que mayor será la cifra a pagar de horas extraordinarias y/o de salarios (por nuevas contrataciones); se consumirá más energía eléctrica...
No es exacto decir que los costes variables son proporcionales, aunque en la práctica se admite a veces este supuesto para simplificar el problema, pues se comprende que cualquier proceso técnico tiene un punto óptimo a partir del cual, el empleo de los medios de producción aumenta con mayor rapidez que el volumen de producción, algo que se puede comprobar experimentalmente. (Rendimientos decrecientes).

Si examinamos cómo varía la cantidad obtenida de un producto, cuando varían las cantidades empleadas de un factor (como materia prima, número de horas por trabajador, tiempo de máquina, por ejemplo), haciendo abstracción de todo lo de más, lo que podemos llamar productividad de dicho factor, comprobaremos que sus productividades marginales son siempre decrecientes.

Gráficamente, creo que se puede ver mejor. Las funciones representadas en la primera línea corresponden a las de producción, las cuales son crecientes a medida que aumentan los medios empleados, hasta llegar a un punto de saturación o producción máxima m, donde ya no tiene sentido emplear más unidades del factor, ya que no se conseguiría un aumento de la producción, sino más bien, una obstrucción a la misma. Esto sucede en todo proceso agrícola o técnico, limitado siempre en su capacidad.

Ahora bien, el aumento de la productividad puede ser proporcional, menos que proporcional, más que proporcional (hasta que llega a su punto óptimo, a partir del cuál decrece hasta llegar a anularse para su capacidad máxima).

Estas circunstancias hacen que los costes variables no siempre sean proporcionales, ya que al aumentar con menor rapidez la producción que la utilización de los medios necesarios para conseguirla, sus costes varían de un modo creciente, que se corresponde con la ley de rendimientos decrecientes.

Veremos los gráficos en la sección siguiente.

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